QUINTO CAMINO
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CONSEJOS

NO CONFLUENCIA CONSIDERAC. EXTERIOR CONSTATACIÓN PRESENCIA DE SÍ CALLAR HUMILDAD NO LUCHAR NO MENTIRSE A SÍ MISMO NO MANIFEST EMOC NEGAT ECONOMIZAR ENERGÍAS NO CORTAR NUDOS APRESURARSE LENTAMENTE CONJUGAR EL TRABAJO DISCERN ENTRE BIEN Y MAL TRABAJO DEL DISCÍPULO CRUCE DE OCTAVAS PRIMEROS PASOS SENDERO NO EMBESTIR FALSOS MAESTROS ACTUAR COMO AGENTES CREAR CIRCUNSTANCIAS NO INTRODUCIR PERSONAJES NO VOLVÁIS A LO VOMITADO GRUPO DE EJERCICIOS

Consejos

“Aléjate del ignorante”

NO CONFLUENCIA- NO CONSIDERACIÓN INTERIOR

“Consideración interior y confluencia son las consecuencias directas de la somnolencia constante del hombre, somnolencia que produce ese extraño fenómeno de olvido casi permanente de sí mismo”.
GNOSIS I, Boris Mouravieff
“Todas las formas de consideración interna, de las cuales una de ellas es hacer acusaciones a otra persona,  derivan de la identificación. El hombre se ofende únicamente cuando se identifica consigo mismo…..
…...Cual es la emoción que origina la consideración interna? Como dije, es en realidad una emoción, un sentimiento, aunque se emplee el Centro Intelectual para darle voz en millones de palabras, que se dicen o no.  Un hombre que se siente agraviado es un buen ejemplo de consideración interna. Nunca considera externamente —esto es, nunca se pone en la situación de la otra persona y comprende sus dificultades. Por el contrario, desea poner a todas las personas en su situación, hacer que se den cuenta de sus dificultades….
….si observa sus formas típicas de consideración interna y así no se identifica con ellas y se recuerda a sí mismo, comprenderá que solo usted puede ayudarse a sí mismo, y toda la consideración interna y el sentido de injusticia son inútiles y dan origen a emociones cotidianas por completo innecesarias. Y esto da origen a inacabables charlas internas en mí mismo —una suerte de murmullos, quejas y cavilaciones internas que prosiguen por si solas, porque es sabido que la parte negativa del Centro Emocional obra por si sola— una suerte de perpetuo agravio secreto que suele extenderse y oscurece toda nuestra vida interior.
Repare en su charla interior. Repare en lo que obsesiona sus pensamientos. Saboréelo y descubra si es negativo. Luche contra su negatividad. Aborrézcala. Despierte y si hace algo hágalo desde sí mismo, voluntariamente.”  

Extracto de “Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky” Maurice Nicoll.

Ni me exalta el amor ni me deprime el odio, porque todas las cosas me
parecen naturales. La vida para mí es un sueño en continuo cambio
y cuando separo mi yo real del falso, conozco todas las cosas, y sin
embargo, estoy lejos de ellas; así me elevo por encima de todos los
cambios de la vida.
Me es indiferente que me ensalcen, encumbrándome de la tierra a
los cielos, o que me critiquen, precipitándome de las alturas a las
profundidades de la tierra. Para mí la vida es un mar en perpetuo
movimiento en el cual las olas del favor y de la desgracia se elevan y
caen constantemente.

La-danza-del-alma—Gayan-Vadan-Nirtan

CONSIDERACIÓN EXTERIOR

Hemos de reemplazar la Consideración Interna por la Consideración Externa. Cuando una persona considera internamente, está identificada; cuando considera externamente, no está identificada.
Toda Consideración Externa es consciente: toda Consideración Interna es mecánica.
Considerar externamente a otra persona es no pensar en ella desde lo
que se desea, esto es, desde el amor de si o el propio interés. La Consideración Externa
significa que uno se pone en la situación de la otra persona, y nunca se basa
en la identificación, porque es un acto consciente. 
Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky” Maurice Nicoll.

La consideración exterior debe tomar la forma de un juego. El hombre que marcha hacia el Camino debe comprender que no puede de allí en adelante participar con entusiasmo en la vida, ese iHop! permanente, y que le es necesario aumentar la prudencia y la circunspección si no quiere ser triturado por las fuerzas ciegas de las influencias “A”, fuerzas que pueden desencadenar algunos movimientos conscientes demasiado débiles todavía para dominarlos, pero demasiado fuera de la mecanicidad habitual para pasar desapercibidos. El hombre no debe vivir ya su vida como antes, sino representarla mediante esfuerzos conscientes de consideración exterior.
La consideración exterior debe acrecentarse lo más posible. Porque la vida exterior está caracterizada por la mecanicidad tanto sobre el plano psíquico como sobre el plano físico. Sabemos que no debemos poner el dedo entre los engranajes de una máquina en marcha; sería triturado y correríamos el riesgo, incluso de perder nuestra vida. Es lo mismo en el plano psíquico. Nuestra atención debe volverse vigilante y debemos evitar embestir las máquinas psíquicas que nos rodean.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

CONSTATACIÓN

Constatar quiere decir reconocer el estado de una cosa o de un fenómeno, establecer un hecho, sin aplicar ningún juicio personal.
El acto de constatar implica entonces al mismo tiempo que una simple observación del hecho, una toma de conciencia de sí. De esta forma — y he aquí su sentido esotérico— la constatación exige una aplicación de la doble atención al objeto y a sí mismo.
Cuando se observa, aplicando un esfuerzo consciente dirigido simultáneamente hacia el exterior y hacia el interior, se alcanza la verdadera constatación, la que produce un efecto esotérico. La observación de esta regla general de la doble atención es exigida a todo lo largo del Camino  hasta la cúspide de la evolución esotérica.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

PRESENCIA DE SÍ - DOBLE ATENCIÓN
Los que viven en la presencia de Dios miran hacia Él para guiarse a
cada paso que dan.
No es por la realización de sí mismo que el hombre se hace consciente de
Dios; es al hacerse consciente de Dios que el hombre se realiza a sí mismo.
La-danza-del-alma—Gayan-Vadan-Nirtan

El ejercicio de presencia es un esfuerzo por velar; como ya lo hemos visto, ese es su aspecto principal. Hecho cada día bajo la forma de constatación pasiva, conduce hacia el conocimiento de sí. Pero por el hecho de que la presencia debe, tanto como sea posible, hacerse permanente, e insistimos sobre este punto a causa de su importancia: el buscador debe practicar la doble atención tanto como pueda en el curso de sus ocupaciones. Notará con el tiempo que ese esfuerzo de memoria, de presencia, no sólo no le impide realizar sus actividades sino, por el contrario, aporta una ayuda sustancial en su ejercicio.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

La permanencia en Sí mismo ya es un milagro.
Los otros milagros son como sueños que duran hasta
el despertar.
¿Pueden aquellos que están firmemente arraigados en lo Real,
recaer en la ilusión?
Ramana Maharsi

Todas las religiones comienzan con la existencia del
individuo, el mundo y Dios.
Mientras dure el ego éstos tres permanecerán separados.
Morar, sin ego, en el Sí mismo, es lo mejor.
Ramana Maharsi

CALLAR

Debes saber que una palabra que sale de tu lengua
Es como la flecha de un arco
Pronto esta flecha no podrá volverse atrás en su ruta
Debes condenar la misma fuente del torrente
¡oh lengua! Eres un inagotable tesoro
¡oh lengua! Eres una inagotable enfermedad
Rumi

Tratándose del medio donde vivimos, es necesario cuidarnos de creer que las personas de nuestro entorno siguen automáticamente nuestra evolución, etapa por etapa, y se encuentran a cada momento en el mismo nivel que podemos haber alcanzado, a continuación de esfuerzos conscientes y sostenidos, que ellas mismas no han hecho. Tal idea rozaría ciertamente el absurdo; ¿pero el hombre no vive en el absurdo?

La regla dada  por la Tradición es formal: prescribe callarse. Pero sería un error creer que  exige por eso un verdadero voto de silencio. Callarse en el sentido esotérico quiere decir hablar, pero hablar dentro de límites bien definidos: el hombre debe decir lo que es necesario, cuando es necesario y a quien es necesario. Esto excluye, por supuesto, toda charlatanería y toda locuacidad.
Finalmente se recomienda encarecidamente permanecer serios en los contactos con nuestros semejantes. Este precepto requiere un comentario. Ser serio en este caso no significa estar triste y menos todavía taciturno. El trabajo esotérico exige vigor de espíritu. Lo que se nos pide es mantener una actitud emotiva positiva y adquirir la serenidad interior. El hombre debe conservar hacia todos una actitud benevolente; debe alegrarse con los felices, ser caritativo hacia los que sufren e indiferente con los ruines. Pero no debe jugar un rol de payaso. Aunque esto pueda ser sorprendente esa actitud es mucho más dañina para aquel que la adopta de lo que se cree porque ella tiende en realidad a rebajar todo al nivel de la trivialidad y la banalidad. La bufonada, derivada del escepticismo, se opone al entusiasmo indispensable para pasar los momentos difíciles que no faltarán en el trabajo esotérico.
Estas reglas están entonces para ser observadas. La de callarse es imperativa.
Sin embargo, las personas en quienes el centro magnético hace su aparición y se desarrolla, sienten la necesidad de hablar de ello. Porque es de la abundancia del corazón que habla la boca  Que  no compartan sus experiencias y su alegría más que con aquellos que, corno ellos, han emprendido el trabajo esotérico. Por otra parte, la regla de callarse no es obligatoria más que al comienzo del entrenamiento esotérico. Porque rápidamente, en virtud de sus esfuerzos conscientes, el hombre comienza a evolucionar y se da cuenta de la futilidad de la mayor parte de las relaciones mundanas. Mezclar con esta vida los frutos de la evolución es siempre un error.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

HUMILDAD

"La verdadera humildad es la que surge
De la contemplación de Su sublimidad
Y de la iluminación de Su atributo"
Ibn al arabi

Dios dice: estoy ante la puerta y golpeo.  Esto significa que todo hombre se encuentra bajo una presión permanente proveniente del Centro esotérico, bajo la forma de las influencias “B”. Sin embargo, es el hombre mismo quien, por sus propios esfuerzos, debe abrir la puerta, en otros términos, discernir y asimilar esas influencias. Entonces la Personalidad, superando su naturaleza orgullosa, debe doblegarse y aceptar la primacía del Yo real. Y debe hacerlo previamente, mediante  un acto de fe y de esperanza, sin saber exactamente adónde va. Estamos de este modo invitados a darle crédito a Dios. Tal es el rol de la humildad como condición sine qua non de un trabajo esotérico constructivo
GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO LUCHAR CONTRA LAS INFLUENCIAS ”A”

Las influencias “A” actúan en virtud de la Ley general, en consecuencia conforme a la voluntad divina, y ya se conoce una de sus razones de ser: servir al interés del Conjunto. No olvidemos que todo es relativo. Así, quien estudia la ciencia esotérica no debe atacar ingenuamente las influencias “A”, lo que podría conducirlo a catástrofes.
Atacar de frente las influencias “A” sería repetir la experiencia de Don Quijote cargando contra los molinos de viento. Miles y miles de personas de buena fe han perecido sin provecho por haber cometido este error de concepción insuflado por el Diablo: creer posible lo imposible. Porque el “Mundo” es incomparablemente más fuerte que el individuo aislado, en tanto siga siendo hombre exterior.
Aquel que quiere beneficiarse de la Ley de Excepción,  debe primero lograr  una victoria sobre sí mismo, sobre su mundo interno, antes de poder vencer al “Mundo” y por ahí, escapar a la Ley General.
El principio de este método es simple. Es necesario recordar el postulado de Platón según el cual lo semejante no puede ser percibido y comprendido más que por lo semejante. Por extensión, las influencias exteriores no pueden actuar sobre el individuo más que por medio de los elementos semejantes que forman parte de su mundo interno. Porque el mundo interno del individuo, también él, está sometido a las influencias “A” y a las influencias “B”. La acumulación de estas últimas en él forman ese centro magnético que constituye de alguna manera, un nuevo centro de conciencia. A medida que el centro de gravedad del interés prestado a la vida se desplaza hacia el centro magnético para instalarse allí finalmente, de forma permanente, la presión de la Ley General se va acentuando. Y el espíritu del conjunto de las influencias “A” que vigila desde el exterior la aplicación de esta Ley, busca actuar sobre el hombre por medio de sus agentes, es decir, por las influencias “A” de su mundo interno. Se comprenderá fácilmente que el dominio de estas, cierra la puerta de entrada a las influencias “A” exteriores y suprime así su poder.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO MENTIRSE A SÍ MISMO

La verdad purifica, es infinitamente amable y dispensadora de paz;
pero ¿qué es la verdad? La verdad es lo que no se puede expresar
en palabras.
La-danza-del-alma—Gayan-Vadan-Nirtan—
Pero si bien el hombre no puede no mentir a los demás, no sucede lo mismo en lo que a él concierne. Se le pide entonces, expresamente, que cese de mentirse a sí mismo. Se trata de una exigencia formal cuya razón se comprende fácilmente. El objetivo del trabajo esotérico es la marcha hacia la Conciencia, es decir hacia la Verdad. Sería una contradictio in objecto querer aproximarse a la verdad mientras uno continúa sintiéndose, o creyendo en sus propias mentiras.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO MANIFESTAR EMOCIONES NEGATIVAS

Tal como lo hemos dicho, una emoción negativa tiene por base el Amor, de otra forma no sería una emoción. No existe la emoción negativa pura.  La emoción negativa, para manifestarse, usurpa energía del centro sexual, energía del amor carnal. Cuanto más violenta es la emoción negativa emitida y sufrida, mayor es la energía utilizada.
Las emociones negativas sacuden todo el organismo psíquico, perturbando la Personalidad y provocando una pérdida considerable de energías finas y en consecuencia las más preciosas.
Si en el momento que nacen en él las emociones negativas, el hombre conserva su calma, es decir, no cae en el estado de confluencia mecánica resulta de ello un estado diametralmente opuesto.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

ECONOMIZAR ENERGÍAS

Ahora bien la cantidad de fuerzas necesarias para oponerse con validez a la influencia de la Luna, es considerable. El primer imperativo es entonces, detener sus despilfarros y cerrar los grifos que dejan escapar la energía inútilmente: emociones estériles, especialmente las emociones negativas; fantasías surgidas de una imaginación descontrolada; descoordinada gimnasia mental, charlatanería, etc. Es necesario actuar entonces como un sabio ministro de finanzas, economizar severamente nuestras fuerzas, sin esterilizar, de todas formas, ni nuestra actividad ni nuestra inteligencia. Muy por el contrario, es necesario almacenar, acrecentar lo más posible estas fuerzas para constituir reservas. Tal es el doble aspecto del primer objetivo a alcanzar.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO CORTAR LOS NUDOS GORDIANOS

Ya hemos indicado la característica objetiva de una solución equitativa a los problemas que nos plantea una situación enredada por nuestros errores: los nudos gordianos deben ser desatados y no cortados. De manera que los participantes ligados por el mismo nudo sientan un alivio cuando desaparece una situación que sólo puede ser fuente de sufrimiento para todos.
Si es así, cuando la rectificación se hace efectivamente  para provecho de todos los interesados, el sentido original del film y su desarrollo normal se vuelven a encontrar.
Cuidémonos sin embargo de la última trampa tendida en el momento en que la felicidad inefable parece sonreírnos. Acabamos de decir: todo debe ser sacrificado; no hemos dicho: todo debe ser roto.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

APRESURARSE LENTAMENTE

No se debe ir demasiado deprisa, para no agotar las energías finas.
Esa escalera esotérica tiene una particularidad que debe tenerse presente en el espíritu. No es posible quedarse indefinidamente sobre tal o cual escalón, porque después de un plazo determinado, por otra parte ampliamente suficiente para cumplir la tarea exigida por la nota en vigor, el escalón se hunde.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

CONJUGAR EL TRABAJO DEL CENTRO EMOCIONAL Y DEL CENTRO INTELECTUAL

Es una de las reglas de Oro de la Tradición: el hombre debe conjugar el trabajo de los centros intelectual y emocional. He aquí cómo se logra esto:
Si la cuestión a estudiar y resolver es de orden intelectual, después de que el centro intelectual la ha elucidado, antes de adoptar la conclusión o la decisión definitiva y de pasar a los actos, el hombre debe consultar su centro emocional. Inversamente, no debe actuar bajo el impulso o la influencia exclusiva del centro emocional: sólo pasara a los actos después de haber consultado su centro intelectual.
En general, el hombre debe cultivar en él la capacidad de captar todo fenómeno, todo problema del mundo exterior o interior, simultáneamente por los dos centros, emocional e intelectual a la vez.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

 

DISCERNIMIENTO ENTRE BIEN Y MAL

El hombre, cuyo psiquismo no está orientado por una idea directriz, está generalmente inmóvil hasta el momento en que toma, lo más a menudo por una impresión fortuita, decisiones que orientan su vida por decenas de años.
Para aquel que se compromete en la búsqueda del Camino, todo cambia. Porque esta búsqueda constituye un objetivo permanente. El hombre puede entonces, sin salir por el momento de lo relativo, precisar útilmente sus nociones de lo positivo y de lo negativo: todo lo que lo guía hacia el objetivo propuesto, lo ayuda a alcanzarlo o contribuye a que lo alcance, es para él un Bien, todo lo que lo desvía, lo retarda, lo detiene, lo arrastra hacia atrás y, en general, le crea obstáculos materiales o psicológicos sobre el camino que lo conduce hacia la meta buscada, es para él un Mal.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

TRABAJO DEL DISCÍPULO

Las condiciones exigidas para partir a la búsqueda del Camino son cuatro: —Deseo apasionado de alcanzarlo.
—Discernimiento.
—Disciplina de hierro.
—Iniciativa.

El discípulo, reconocido apto por el maestro, debe buscar  poner en obra los conocimientos que ha acumulado. Si bien debe consultar a su maestro, jamás debe perder de vista la cuarta regla, la de la iniciativa personal: no debe esperar, sino actuar de forma que entre en un trabajo esotérico de los que se realizan en el mundo. Para la época actual se pueden citar dos: Uno es análogo a la construcción y preparación del Arca de Noé,  que se sitúa a unos 4.000 años de nuestra era. Como en esa época lejana, el trabajo consiste en la colección, en forma compacta, esquematizada, de la suma de conocimientos y experiencias adquiridas para preservarlas y transmitirlas luego a la nueva humanidad.
Otro trabajo esotérico que continúa de manera más inmediata y más intensa desde el comienzo del siglo, sobre todo después de la primera guerra mundial, tiene por objeto contribuir a la formación de un nuevo tipo humano. El problema del hombre nuevo es colocado ante nosotros por la lógica de la Historia. Tratemos de elucidar los elementos de ese problema cuya feliz solución condiciona la suerte de la humanidad de mañana.

Para aquel que se compromete en la búsqueda del Camino, todo cambia. Porque esta búsqueda constituye un objetivo permanente. El hombre puede entonces, sin salir por el momento de lo relativo, precisar útilmente sus nociones de lo positivo y de lo negativo: todo lo que lo guía hacia el objetivo propuesto, le ayuda a alcanzarlo o contribuye a que lo alcance, es para él un Bien, todo lo que le desvía, le retrasa, le detiene, le arrastra hacia atrás y, en general, le crea obstáculos materiales o psicológicos sobre el camino que lo conduce hacia la meta buscada, es para él un Mal.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

CRUCE DE OCTAVAS

El buscador debe aprender a gobernar las influencias “A”, especialmente las que entran como componentes en el film de su vida personal, extrayendo para este fin un complemento de energía de la fuente de influencias “B” y utilizándolas en su vida en estricta conformidad con las exigencias de la Ley de Siete. Para esto debe esforzarse por reconocer todas las gamas, al menos todas las gamas principales de las que es agente o víctima y en cuyo cruce  se encuentra a cada momento. Tal es la primera parte de su trabajo que corresponde al principio del saber. La segunda parte, no menos importante, responde al principio del saber-hacer. Después de reconocer objetivamente su posición en el cruce de las escalas del momento dado, procederá luego a la comparación de estos datos con los medios prácticos de que dispone en relación al objetivo elegido o encarado sobre el plano esotérico. Entonces entrará en vigor el saber-hacer que debe permitir al buscador actuar de dos maneras. Debe en primer lugar extraer las energías necesarias de la fuente de influencias “B” para entonces aplicarlas a las escalas compuestas de influencias “A” de las que forma parte. Todo esto con un espíritu estrictamente realista, exento de toda tendencia hipócrita, de todo mecanismo de auto-justificación y sobre todo desprovisto de toda mentira frente a sí mismo. Esta última condición es indispensable para el éxito. El período de aplicación pondrá en juego esfuerzos conscientes mediante la introducción de Octavas Laterales, sometidas en todos los casos a la Ley de Siete y en forma análoga a aquella donde la Octava Lateral se introduce en la Octava Cósmica.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

PRIMEROS PASOS EN EL SENDERO

Por el momento debemos decir que desde los primeros pasos en el sendero el hombre debe aplicar el principio: alimentar el cocodrilo para no ser devorado. La misma idea puede expresarse bajo una forma igualmente figurativa, diciendo que el comportamiento debe ser el de un jugador que juega una partida donde las habituales reglas de juego están invertidas, es decir que  el que gana, pierde; que es un juego de "el que pierde, gana". En efecto, la analogía es muy estrecha.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO EMBESTIR LAS MÁQUINAS PSÍQUICAS

Porque la vida exterior está caracterizada por la mecanicidad tanto sobre el plano psíquico como sobre el plano físico. Sabemos que no debemos poner el dedo entre los engranajes de una máquina en marcha; sería triturado y correríamos el riesgo, incluso de perder nuestra vida. Es lo mismo en el plano psíquico. Nuestra atención debe volverse vigilante y debemos evitar embestir las máquinas psíquicas que nos rodean.
GNOSIS I, Boris Mouravieff

FALSOS MAESTROS

El siguiente esquema es el más importante esquema de la enseñanza esotérica

esquema  influencias "A"

Las flechas negras representan las influencias creadas en la vida por la vida misma. Es una primera especie de influencia, llamadas influencias "A", en medio de las cuales se encuentra el hombre. Se notará que cubren de manera más o menos pareja toda la superficie del círculo de la vida. Como en el caso de todas las fuerzas radiantes de la naturaleza, su efecto es inversamente propor­cional al cuadrado de la distancia, de modo que el hombre sufre sobre todo la influencia de las flechas de su entorno inmediato y es arrastrado a cada instante por la resultante del momento. La influencia de las flechas "A" sobre el hombre exterior es imperativa; empujado, avanza errante por el círculo de su vida, del nacimiento a la muerte, siguiendo una línea quebrada con, a veces, peligrosos cambios de orientación.
El conjunto de las influencias "A" forma la Ley de Azar o Ley de Accidente, bajo cuyo imperio está emplazada la suerte humana. Si examinamos el esquema percibiremos que cada flecha negra está contrabalanceada, neutralizada en alguna parte por otra flecha de igual fuerza y diametralmente opuesta, de modo que si se las hubiera dejado neutralizarse efectivamente, su resultante general hubiera sido igual a cero. Esto significa que, en su conjunto, las influencias "A" son de naturaleza ilusoria, aunque el efecto de cada una de ellas sea  real. Es por esta razón que el hombre exterior las toma por realidad.
El círculo blanco representa el Centro esotérico, emplazado fuera de las leyes generales de la vida.
Las flechas blancas representan las influencias llamadas "B". Son influencias arro­jadas al torbellino de la vida desde el Centro esotérico. Creadas fuera de la vida, estas flechas están todas orientadas en la misma dirección. En su conjunto forman una especie de campo magnético.
Dado que las influencias "A" se neutralizan, las influencias "B" consti­tuyen, de hecho, la única realidad.
El pequeño círculo rayado representa en este esquema al hombre tomado aisladamente. Las rayas significan que la naturaleza del hombre exterior no es homogénea: está entremezclada.
Si el hombre pasa su vida sin distinguir las influencias "A" y "B", la terminará como la empezó, es decir, mecánicamente, movido por la Ley de Azar. Sin embargo según la naturaleza e intensidad de las fuerzas resultantes a las que será sometido, podrá hacer una brillante carrera, en el sentido que el mundo da a esa expresión, pero llegará al fin de sus días sin haber aprendido ni com­prendido nada de lo Real. Y la tierra volverá a la Tierra.
En la vida, cada ser está sometido a una especie de examen. Si discierne la existencia de las influencias "B", si adquiere el gusto de recogerlas y absorber-las, si aspira a asimilarlas cada vez más, su naturaleza interior—entremezclada­sufrirá poco a poco una cierta evolución. Si los esfuerzos por absorber las influencias "B" son constantes y suficientemente intensos, se podrá formar en él un centro magnético, representado en el esquema por el pequeño espacio en blanco.
Si una vez nacido en él, ese centro es cuidadosamente desarrollado, éste toma cuerpo y ejerce a su vez una influencia sobre las resultantes de las flechas "A" siempre activas, de manera que sobreviene a éstas una desviación. Esta desviación puede ser violenta. En general constituye una transgresión a la ley de la vida exterior y provoca conflictos en el hombre y en su entorno. Si pierde la batalla, sale de ella con la convicción de que las influencias "B" no son más que ilusión y que la única realidad está representada por las influencias "A". El centro magnético que se había formado en él se reabsorbe poco a poco y desaparece. Desde el punto de vista esotérico su nueva situación es peor que la anterior, cuando () casi no discernía las influencias "B". A este caso hace alusión la parábola del espíritu impuro y la casa vacía63.
Pero si resulta vencedor en este primer combate, su centro magnético, consolidado y reforzado, lo atraerá hacia un hombre de influencia "C", más fuerte que él y poseedor de un centro magnético más potente. Así, por vía de sucesión, al estar éste en relación con un hombre de influencia "D", será vinculado al Centro esotérico "E".
En adelante, el hombre ya no estará aislado en la vida. Es verdad que continuará viviendo, como antes, bajo la acción de las influencias "A", que por mucho tiempo todavía ejercerán su influencia sobre él. Pero poco a poco y gracias al efecto de la influencia en cadena "B" - "C" - "D" - "E", se desarrollará su centro magnético y, a medida que crezca, saldrá el hombre del influjo de la Ley de Azar para entrar en el dominio de la Conciencia.
Si alcanza este resultado antes de su muerte, podrá decir que no ha vivido su vida en vano.
Examinemos ahora el mismo esquema, pero bajo un aspecto diferente:

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Este segundo esquema, con los centros magnéticos negros, representael caso en que el hombre se equivoca. Creyendo absorber las influencias "B", al hacer la selección absorbe las influencias "A" —flechas negras— que de alguna manera son paralelas a las flechas blancas de las influencias "B". Esto lo relacionará con personas que al poseer centros magnéticos de la misma naturaleza, se equivocan ellos mismos o equivocan a otros,  que no tienen lazo directo ni indirecto con el Centro esotérico.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

ACTUAR COMO AGENTES DE LAS INFLUENCIAS “B”

Acabamos entonces de constatar que aun prosiguiendo la búsqueda del Camino, continuamos viviendo entre las influencias "A" que todavía constituyen las circunstancias de nuestra vida. De allí en adelante, sin embargo, nuestra actitud frente a ellas comienza a cambiar. Antes  buscábamos en cada caso dominar un grupo de esas influencias identificándonos con otro grupo entre ellas. Ahora, colocados en la habitación, exclusivamente llena de influencias "B", fortalecidos con nuestra arma, la fórmula Yo Soy, nuestra actitud frente a las influencias "A" toma un aspecto nuevo. Cierto, éstas permanecen como nuestro campo de acción; pero no entramos ya en la pelea para lanzarnos de cabeza baja en un torneo; de allí en adelante actuamos en calidad de agentes de las influencias "B", trabajando por su cuenta
La etapa del Camino más importante y más difícil de recorrer es la Escalera, llamada camino de Acceso, que conduce al nivel del hombre 4. Aquel que busca subir por ella debe hacer de ese esfuerzo la meta principal de su vida. El trabajo esotérico debe convertirse en el eje de su existencia alrededor del cual, las circunstancias interiores y exteriores de la vida deberán gravitar de allí en adelante.
Las circunstancias comienzan a cambiar en el momento en que el hombre franquea el primer Umbral.
Es verdad que a partir del momento en que el hombre se ha comprometido en la Escalera es observado, sobre todo si hace esfuerzos sinceros y considerables. Y la Gran Confraternidad Esotérica le tiende una mano de socorro. Ciertos encuentros, un juego de circunstancias favorables, son los medios por los cuales se expresa esa ayuda. Sin embargo, esa asistencia no le dispensa de trabajar por sí mismo, de proseguir sus esfuerzos conscientes. Además es necesario decir que la ayuda ofrecida muy a menudo no es utilizada, sea que el hombre no escucha los consejos que le son dados, sea que no capta el significado de las circunstancias favorables y las posibilidades de progreso que se abren ante él.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

CREAR LAS CIRCUNSTANCIAS FAVORABLES PARA LA RESOLUCIÓN DEL KARMA

Ya se ha dicho que debe, en primer lugar, restituir al film su primitivo sentido para luego apurar su desarrollo de modo que la "obra" sea convenien­temente representada hasta el desenlace previsto. El héroe, al tiempo que trabaja sobre sí mismo, debe ocuparse de crear a su alrededor nuevas circunstancias que favorezcan el desarrollo de la acción hacia la conclusión prevista originalmente. Sus esfuerzos exteriores deben sobre todo estar orientados hacia la creación de esas circunstancias y no hacia la búsqueda de una influencia directa sobre las personas: esto a menudo parece oportuno, pero en la gran mayoría de los casos constituye un error porque esa influencia crea nuevas taras kármicas que, en lugar de desenredar la situación, la complican más todavía. Es necesario ser prudente y circunspecto. Las circunstancias nuevas deben crearse nada menos que con el fin de ayudar eficazmente a los interesados a actuar en el sentido deseado. Todavía una vez más, el hombre debe antes servir que imponer. La paciencia, la perseverancia y la fe son, en este trabajo, cualidades de gran valor práctico.
. La Escalera simboliza el período de embarazo y el pasaje del segundo Umbral representa el segundo Nacimiento, el de la Individualidad. En el curso de su desarrollo ulterior correspondiente a las notas Mi y Re del Camino, la Individualidad tiende cada vez más a integrarse a los cosmos superiores. Adquiriendo entonces los dones del Espíritu Santo que responden a su naturaleza, ella participa progresivamente en la existencia real, objetiva, que finalmente caracteriza a su ser. Es la Salvación, es decir la liberación del imperio del film.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO INTRODUCIR PERSONAJES EXTRAÑOS AL FILM Y NO ADQUIRIR NUEVOS COMPROMISOS

Uno de los grandes obstáculos a la evolución consiste en que el hombre no se preocupa generalmente de su evolución esotérica más que en la edad madura, mientras  ya ha acumulado una suma considerable de errores y nuevas complicaciones. Introduce a menudo en juego, nuevos personajes, extraños al sentido profundo de su vida o la razón de ser de su equipo. A veces adquiere compromisos que lo atan estrechamente, mientras  tendría necesidad de toda su libertad de acción para volver a recuperar el tiempo malgastado en empresas o causas que no tienen nada que ver con la evolución esotérica.

GNOSIS I, Boris Mouravieff

NO VOLVÁIS A LO QUE HABÉIS VOMITADO

Afirmad el pie de los que vacilan y tended vuestra mano a los débiles. Alimentad a quienes tienen hambre y consolad a los que sufren. Levantad a los que se quieren levantar y despertad a los que duermen porque sois el entendimiento que atrae. Si actuáis así como fuertes, seréis también más fuertes. Prestaos atención a vosotros mismos y no os preocupéis de las otras cosas que habéis apartado de vosotros. No volváis a lo que habéis vomitado para comerlo. No seáis polillas. No seáis gusanos porque ya lo habéis rechazado. No seáis un lugar para el diablo, porque ya lo habéis destruido.

Extracto de "EL EVANGELIO DE LA VERDAD"

GRUPO DE EJERCICIOS

El sistema de ejercicios esotéricos está concebido para que las personas que ya han adquirido un cierto bagaje de conocimientos teóricos puedan pasar al trabajo práctico. Están basados en la Doctrina del Presente. Estos ejercicios están divididos en tres grupos en correlación con la estructura de la Personalidad. Estos tres grupos de ejercicios apuntan a un solo objetivo general: la adquisición del Presente real. Son de orden físico y psíquico. Para que los ejercicios psíquicos puedan ser fecundos, es necesario, por una serie de ejercicios físicos, hacer al cuerpo capaz de soportar el trabajo demandado. No olvidemos que vivimos en el cuerpo y que éste, convenientemente entrenado y disciplinado, representa un instrumento maravilloso; por otra parte, el único a nuestra disposición para alcanzar el objetivo propuesto. No olvidemos además que el desarrollo esotérico exige esfuerzos considerables, superando largamente aquellos que, general-mente, se despliegan en la vida. Para sostener esos esfuerzos, el cuerpo debe estar sano, fuerte y entrenado.
Los tres grupos de ejercicios practicados a todo lo largo del Camino tienen por objetivo:

- El dominio del cuerpo.

- El dominio de la Personalidad.

- La toma de contacto con los niveles superiores de la conciencia.
Se ve que estos ejercicios tocan a los tres Yo del hombre: mediante un entrenamien­to basado en una disciplina rígida del Yo del cuerpo y del Yo de la Persona­lidad, se abre el acceso a la conciencia del Yo real. Tal es la teoría. La práctica ha sido elaborada desde tiempos inmemoriales: abarca ocho grupos-escalones de ejercicios.
El primer grupo se refiere a la limpieza externa, el cuerpo debe ser cuidadosamente lavado cuidadosamente todos los días; especial atención a la limpieza del ombligo, los pies y los órganos genitales. La cabeza debe ser lavada regularmente. Las narices deben estar destaponadas para dejar pasar el aire libremente.


El segundo grupo de ejercicios se refiere a la limpieza interior: la evacuación completa y regular del tubo digestivo debe ser rigurosamente observada.
El estreñimiento intoxica profundamente el organismo. Deteniendo en un cierto punto la función digestiva que se ejerce normalmente siguiendo la Ley de Siete,  impide la trasmutación de los Hidrógenos y priva así al organismo de la parte más preciosa para el trabajo esotérico, la energía solar. La posibilidad de elevarse más allá de los niveles inferiores de la conciencia escapa entonces al hombre.
Estos dos grupos de ejercicios tienen gran importancia, aunque su valor sea, por así decir, negativo: porque por sí mismos no conducen a la evolución esotérica. Pero son la condición indispensable de esa evolución. Deben ser cuidadosamente practicados.
El mantenimiento de la limpieza interna se ve facilitado por ejercicios físicos cotidianos: marcha, gimnasia y por un régimen alimenticio apropiado.
La experiencia permitirá en ese dominio medir cual es la justa medida, porque también aquí debemos cuidarnos de caer en la exageración. Esa justa medida será reconocida por la sensación de satisfacción que provoca. La actividad y el régimen a que nos sometemos deben ser sanos, fortificantes, agradables. El objetivo es volver a dar al organismo su equilibrio natural, generalmente roto por las condiciones artificiales en que vivimos y trabajamos.
El mantenimiento de nuestro peso en los límites normales testimonia también una elección correcta en nuestro modo de vida.
En la práctica monástica, las condiciones de una vida equilibrada, son fijadas por la Regla, establecida desde hace siglos y practicadas bajo la dirección del Ygoumeno (superior). En el trabajo esotérico realizado en el siglo, esas condiciones deben ser estudiadas y aplicadas por el practicante mismo.


El tercer grupo de ejercicios apunta a la adquisición de una postura correcta. Los ejercicios psíquicos exigen que, durante su duración, el cuerpo se encuentre en un estado de equilibrio tan perfecto como sea posible, de forma que la atención pueda concentrarse enteramente sobre el objeto del ejercicio.
Para ello, la mejor postura, llamada en la Tradición pose del Sabio, debe ser estudiada y practicada hasta que pueda ser mantenida en una inmovilidad total durante el tiempo deseado. Se practica  sentado sobre un asiento duro que no supere treinta  centímetros de altura, las piernas cruzadas, las rodillas separadas, las manos posadas libremente sobre las rodillas. La posición de los brazos y de las manos puede cambiar en relación al objeto del ejercicio. La condición esencial es que la cabeza, el cuello y la columna vertebral, se encuentren sobre una línea recta, vertical. Los hombros deben estar hacia atrás, alta la cabeza, para los dolicocéfalos, se vigilará que el occipucio se mantenga horizontal.
Todos los músculos deben estar relajados. Se los controlará contrayéndolos primero, grupo por grupo al máximo, para relajarlos bruscamente. El talle debe estar arqueado y, la espalda y la cabeza sise observan las indicaciones que acaban de darse, naturalmente se colocan en la posición correcta, en línea recta. Es necesario evitar a cualquier precio de curvar la espalda durante los ejercicios, porque si se toma esta mala costumbre, se corre el riesgo de dañar el sistema cerebro - espinal. Además se debe estar atento a que la columna vertebral no sobresalga. Finalmente se vigilará que los músculos de las extremi­dades: manos, comprendidos los dedos —y pies, comprendidos sus dedos—, estén completamente distendidos.
Los ojos deben permanecer inmóviles. Su posición depende del objeto del ejercicio dado. Pero, en general, se debe mirar recto adelante de sí, siguiendo la mirada una línea paralela al suelo. Para asegurarse de ello se mide la distancia de los ojos al piso en la posición sentada y se fija al muro, a cuatro o cinco metros delante de sí, lo que la Tradición llama el Sol. Este es un círculo negro mate, de tres centímetros de diámetro, dibujado sobre un cartón blanco. El dominio de los ojos no se adquiere enseguida. Generalmente es el último órgano que se somete a la disciplina. Además se comienza el estudio de la pose del Sabio con los ojos cerrados. Más tarde, cuando se  abren, se tolera su movimiento a condición de que la mirada no salga de los límites del Sol. Finalmente se alcanzará la inmovilidad de la mirada.
Tal es la descripción sumaria de la pose del Sabio. En la práctica se estará expuesto a una multitud de pequeñas dificultades. No hay que inquietarse ni descorazonarse. Observando las prescripciones dadas, cada uno debe buscar y encontrar su propia posición de equilibrio. Esto, ya lo hemos dicho, no ocurre enseguida. Cuando a continuación de repetidos ensayos, la pose sea hallada finalmente y pueda ser reencontrada fácilmente; se la reconocerá por el indicio siguiente: una sensación de equilibrio y de reposo que el mismo sueño no da.
La práctica de la pose del Sabio constituye la condición indispensable del éxito de los ejercicios que tienden al dominio de los procesos fisiológicos y a la disciplina de la vida psíquica. Es por eso que debe ponerse aplicación v asiduidad en la búsqueda de esta pose y en su perfeccionamiento.
La Tradición enseña otras posturas y otros movimientos; diferentes clases de genuflexiones, prosternaciones, stolpostoyanié. Ésta consiste en permanecer de pie como un poste. Estaba en uso, sobre todo, en la Iglesia primitiva de Egipto. Se elegían emplazamientos muy altos, la cúspide de columnas, por ejemplo, para practicar esta especie de performance que exigía un dominio considerable del cuerpo y de los nervios, más grande aún que el que debe demostrar un gaviero en él mástil de un velero.


Para la práctica del método psicológico llamado Camino Real en la Tradición, la pose del Sabio, correctamente mantenida, es suficiente y necesaria para la casi totalidad de las exigencias del entrenamiento. Casi todos los ejercicios psíquicos y una gran parte de los ejercicios físicos pueden hacerse a partir de esta pose.
El cuarto grupo de ejercicios concierne a la respiración. La respiración representa un volante si se considera al organismo como una máquina. Esta  regula el funcionamiento y mantiene el ritmo fijado por el trabajo del corazón. La respiración ejerce una influencia directa sobre el metabolismo y contribuye a la producción, por el organismo, de las energías más finas, necesarias para establecer un contacto con los centros superiores. Esa influencia puede ser aumentada considerablemente por el control de la respiración y, en particular, por la práctica de la respiración ritmada. Se nos ofrece esta posibili­dad por el hecho de que los movimientos de la caja torácica que mantienen la respiración, tienen una doble regulación: instintiva-automática y voluntaria. La posibilidad de pasar de una a la otra, tiende en nuestro organismo una pasarela entre las funciones fisiológicas y psíquicas. Esta pasarela no es única pero es muy importante.
Sin embargo, si  abren perspectivas seductoras con vistas a la evolución esotérica, los ejercicios respiratorios tienen el inconveniente de que, mal con­ducidos, pueden producir consecuencias indeseables, y aun peligrosas; por ejemplo, provocar un enfisema pulmonar o alterar el funcionamiento del corazón.
El primer precepto relativo al control de la respiración es simple. Enseña que una vez llenos los pulmones, es necesario retener el aire. Esta indicación se encuentra en los textos de la Tradición ortodoxa que remonta a una época muy lejana. Sin embargo, la duración durante la cual esa suspensión del ritmo respiratorio debe ser mantenida, no está definida. A continuación toda una serie de variantes relativas a la puesta en práctica de ese precepto han sido elaborados. Pero a causa de los riesgos que comportan si son aplicadas sin discernimiento, no se debe hacer uso de ellas sin el control personal y continuo de un maestro.
Desde el comienzo de siglo se encuentra en el comercio una cantidad de libros de origen hinduista, budista u otras, casi siempre, comentados por autores occidentales, tratando sobre la cuestión de la respiración controlada y ritmada. Sin entrar en un análisis crítico de los sistemas y de las indicaciones que dan esas obras, debemos insistir sobre el peligro de practicar ejercicios respira­torios extraídos de simples indicaciones librescas, sin la presencia asidua de un guía competente.
En la práctica monástica ortodoxa y sobre todo en la rama rusa de la tradición, el canto litúrgico como ejercicio respiratorio, juega un rol impor­tante. En ciertos monasterios, por ejemplo, en Laura Petchera de Kiev, ese canto se ejecuta a plena voz. Al mismo tiempo la coral debe concentrarse sobre el tema del canto. Ese ejercicio mixto, a la vez físico, psíquico y espiritual, emplea medios potentes y da destacables resultados.
El quinto grupo de ejercicios tiene por objeto la constatación. Con el ejercicio de constatación se entra enteramente en el dominio del psiquismo. En efecto, mediante ese ejercicio se aborda de forma práctica el problema del estudio de sí.
Constatar quiere decir reconocer el estado de una cosa o de un fenómeno, establecer un hecho, sin aplicar ningún juicio personal cualquiera .
El acto de constatar implica entonces al mismo tiempo que una simple observación del hecho, una toma de conciencia de sí. De esta forma — y he aquí su sentido esotérico— la constatación exige una aplicación de la doble atención al objeto y a sí mismo. Este ejercicio demanda toda la imparcialidad de que se es capaz. Si no degenera en un reportaje, en una acción unilateral que no conduce a nada desde el punto de vista esotérico.
La constatación comprende dos grupos de ejercicios:
—La constatación llamada exterior, cuando se observa uno o varios objetos exterio­res, incluido en ello a sí mismo, cuando se mira, por así decir, "desde afuera".
—La constatación llamada interior, cuando se observa uno o más rasgos,  hechos o  fenómenos de su propia vida interior.
La constatación comprende todas las modalidades de la nueva actitud del hombre que aborda el trabajo esotérico, es decir, la lucha permanente contra el imperio de la somnolencia mental. Se sabe que es posible mirar sin ver; es la característica de la mayoría de nuestras impresiones visuales. Se puede mirar y ver; dicho de otra manera: observar. Aquí ya existe un progreso, porque se ha puesto en juego la atención pero observar no basta para obtener efectos esotéricos, puesto que en la atención, el objeto puede todavía seducirnos, al punto de hacernos perder la conciencia de nosotros mismos. Es cuando se observa aplicando un esfuerzo consciente dirigido simultáneamente hacia el exterior y hacia el interior, que se alcanza la verdadera constatación, la que produce un efecto esotérico. La observación de esta regla general de la doble atención es exigida a todo lo largo del Camino (*) hasta la cúspide de la evolución esotérica. He aquí el tresvenié de la Tradición, al que ya se ha hecho alusión. Es el esfuerzo constante por velar, por tener presente en el espíritu la idea del Yo, al mismo tiempo que se continúa como en el pasado —o más todavía— la actividad exterior. La constatación tiene por base y por punto de partida el precepto general de Jesús a los discípulos: lo que os digo, lo digo a todos: velad197.


Ahora bien hemos visto que el hombre exterior vive ausente de sí mismo. Vive en sus sueños, sueños de noche, sueños de día. Dormimos en la vida y dormimos profundamente. En la práctica, ¿cómo salir de esta situación? Eso es difícil y he aquí porqué. El hombre dormido conserva a la vez la experiencia de su vida en el estado de vigilia y la memoria de su nombre, ese símbolo de su Personalidad. Eso le permite, cuando se despierta, volver a encontrar sin dificultad su conciencia de vigilia. Pero, para pasar de ésta al nivel superior de la conciencia, a la conciencia del Yo real, esos dos elementos esenciales: la experiencia de la vida y el conocimiento de su nombre, a ese nivel, le faltan. Es trabajando sin descanso "barrenando", mediante la práctica de la constatación que comprende e implica el esfuerzo consciente de presencia, llevada hasta la presencia de sí, que el hombre puede alcanzar el segundo Nacimiento que es el nacimiento de la Individualidad, es decir, la unión indisoluble de su Personalidad, desarro­llada y nacida, con su Yo real. En ese momento obtendrá su nuevo nombre y se iniciará progresivamente en la nueva experiencia antes insospechada a la que se refiere el Apocalipsis:
A aquel que venga yo daré …….una piedra blanca sobre la que está inscrito su nuevo nombre que nadie conoce salvo aquel que lo recibe198.

La constatación exterior puede ser pasiva. Recae entonces hacia los objetos que se nos presentan sobre el film exterior de los eventos, sin que ejerzamos una elección entre ellos.
Ella puede, por el contrario, ser activa. Entonces elige el objeto sobre el cual se ejerce. Bajo esta forma activa, la constatación exterior puede usar * un método particular, que, practicado regularmente, ayuda mucho a conocer la impre­sión que producimos en otro. Aunque no sea un objetivo en sí mismo, este ejercicio es al menos un medio preciso para rechazar gran parte de las falsas impresiones que tenemos de nosotros mismos. Esta especie de constatación puede ser llamada constatación por reflexión, o también, registro de instantáneas de sí mismo. Estas instantáneas dan los mejores resultados cuando se toman en reuniones, en el momento en que se habla. Un brusco esfuerzo de constatación permite entonces verse a sí mismo tal como nos ve el entorno en ese momento. Un álbum de tales instantáneas permite reconstituir delante de nuestra mirada mental la imagen que ofrecemos. Para conocer esta imagen  un simple ejercicio hecho con dos espejos es también muy útil. Nuestro imagen en un espejo esta reinvertida: allí el derecho se convierte en izquierdo y viceversa. Si nos miramos en dos espejos, nuestra imagen queda de esta forma reestablecida. Generalmente nos causa una extraña impresión. Los defectos de nuestra cara aparecen acentuados, en efecto, porque el ojo no puede hacer ya esa corrección automática de nuestros rasgos, a lo cual se ha habituado debido a la imagen reinvertida. El ejercicio con la ayuda de glaces/ también nos permite vernos de perfil. Cono­cemos apenas nuestros perfiles. Estas nuevas visiones de nosotros mismos siempre aportan alguna cosa.

197. Marcos XIII, 37

198. Apocalipsis II, 17

La práctica ortodoxa conoce una forma de tresvenié, de constatación exterior activa que usa mucho. Se trata de la plegaria de Jesús, concebida así:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador199. Se reconocerá en este versículo el doble objetivo propuesto a la atención: petición de gracia y concien­cia de sí como pecador. En consecuencia los dos elementos requeridos para la constatación están reunidos, con la condición, por supuesto, de que no se haga mecánicamente la plegaria, sino con un esfuerzo consciente de presencia. En sus comentarios, el Obispo Teofano dice que la fuerza de esta plegaria no reside en sus palabras. Las palabras pueden ser modificadas. La potencia de la invocación reside en la constatación de nuestro estado caído frente a Dios en Su estado de perfección. Este esfuerzo de constatación simultáneo, agregamos nosotros, crea eso que llamamos: diferencia de potencial generador de la corriente de gracia. La plegaria de Jesús es repetida por los practicantes religiosos o laicos un gran número de veces, hasta diez o veinte mil veces por día.

El segundo grupo de constataciones comprende las constataciones interiores. Es este un vasto campo de ejercicios indispensables que, con los precedentes establecen firmemente sobre el Sendero que conduce al camino de Acceso, después al Camino.
Volvemos a encontrar a propósito de las constataciones interiores la misma distinción entre ejercicio pasivo y activo, que para las constataciones exteriores.

Traducido del ruso.


Bajo su forma pasiva, la constatación interior, practicada diariamente, de preferencia por la mañana y tanto como sea posible, a la misma hora; consiste en esto: después de haber permanecido en la pose del Sabio el tiempo necesario para sentir los músculos distendidos y para que el ritmo del cuerpo se haya vuelto normal y regular, se debe constatar pasivamente todo lo que se desarrolla delante de la mirada mental. Este ejercicio exige entrenamiento. Puede ser que al comienzo no se vea nada o muy pocas cosas. Perseverando en él se descubre, poco a poco, todo un mundo, rico en vida y colores. Más tarde ese mundo será objeto de un trabajo destinado a ponerlo en orden, para finalmente amaestrarlo, en lenguaje esotérico, vencerlo. Pero antes es necesario hacerlo salir totalmente de los recovecos de nuestra conciencia de vigilia. Esto se obtiene mediante esa constatación pasiva, calmada e imparcial. Sobre todo es exigida la imparciali­dad: porque generalmente el hombre se sorprende de descubrir en él ciertos movimientos emotivos e instintivos, ciertas ideas que normalmente, es decir, en el estado de vigilia-sueño le parecen totalmente extrañas. Progresivamente, el buscador aprenderá a explorar su contenido moral. Constatará que sólo una débil parte de ese contenido figura sobre la escena de su conciencia de vigilia, siendo lo principal relegado a alguna parte de los recovecos de su alma. Es con estupefacción, a veces con terror que descubrirá en él la coexistencia —que le parecerá imposible, absurda— de un poeta y un cínico, de un héroe y de un cobarde. Percibirá que es esencialmente un egoísta, dispuesto a justificar ante  sí mismo con ayuda de los más falsos procedimientos de racionalización, cualesquiera estados del alma que juzgará despre­ciables o criminales en otro.
Rasgos semejantes —y hay un buen número de ellos, más detestables los unos que los otros— son rechazados al último plano de nuestra conciencia, instintivamente disimulados en los "recovecos" y esto por dos razones. Por un lado —y es el caso general— el hombre se hace de sí mismo una representación muy alejada de la realidad y excluye pura y simplemente lo que en él no corresponde a esa imagen. Ahora bien esas características rechazadas no dejan por eso de ser suyas. Por otro lado el hombre tiene miedo de lo que en realidad es. En tanto permanezca en la vida exterior, no tiene necesidad de proceder a una introspección que conduzca a mirar de frente su vida interior. En los raros casos o en las circunstancias fortuitas que lo colocan momentáneamente de cara a sí mismo, él gira su mirada mental para regresar rápidamente a la imagen que ha creado de sí mismo. Por supuesto, esto procede de una mentira sistemática a sí mismo, no es para sorprenderse, siendo dado que el hombre exterior ha nacido en la mentira, vive en la mentira y muere en la mentira. Sólo el trabajo esotérico es susceptible de conducirlo fuera de esa Jungla, bosque lleno de bestias feroces en el que vive. Pero entonces dejará de ser un hombre exterior.
Este mismo ejercicio de constatación da además otro resultado importante. Es el reconocimiento del rasgo principal de la Personalidad.

Cada personalidad tiene por eje un rasgo principal, alrededor del cual gravitan todas sus cualidades y todos sus defectos. No es necesario que ese rasgo sea relevante; puede ser insignificante, incluso ridículo. Es destacable que el hombre difícilmente acepte reconocerse en ese trazo principal. Sin embargo es importante conocerlo y aceptarlo. Bajo una forma imaginada puede decirse que apresarlo es apresar la punta del hilo que permitirá deshacer el ovillo. Es mediante el reconocimiento y estudio de su rasgo principal como el hombre podrá precisar y reconocer su propio tipo y situar sin error posible el centro de gravedad de su Personalidad en uno de los diez y ocho sectores de los centros inferiores. Aquí se sale de la teoría para abordar el trabajo práctico mediante el reconocimiento del funcionamiento de los tres centros y la puesta a punto de ese funcionamiento. Este trabajo se hace a lo largo de lo que llamamos el camino de Acceso.
La práctica asidua de la constatación, sobre todo bajo la forma pasiva que acaba de describirse, es un instrumento de selección. Los débiles se dan la vuelta y abandonan la búsqueda del Camino, para caer más en la Ilusión. Los fuertes se dan cuenta de la terrible realidad que representa su contenido moral y comprenden —no  filosóficamente como si se tratase de otro, sino con la conmoción de su alma— que ha llegado el momento de hacer el balance y colocarlo delante del juez. Pero para esto hace falta coraje.

Ya hemos indicado numerosas veces que el Camino no puede ser alcanzado sin que el buscador haya aceptado la quiebra moral y lo haya superado. Ahora estamos en mejores condiciones de comprender la razón y el significado de esa necesidad. El hombre tiene todo el interés de proceder desde el comienzo del trabajo esotérico al establecimiento de su balance moral; en efecto, le será menos penoso buscar progresivamente los elementos que reunirlos de un solo golpe. Sea cual sea el método empleado, el balance debe ser hecho lealmente y enseguida expuesto. Porque alcanzado el nivel del hombre 4, al término del camino de Acceso para comprometerse sobre el Camino, el hombre no puede ser ya portador de una imagen mentirosa de sí mismo. Debe volverse un niño, es decir, despojado de mentira y de ilusión frente a sí mismo, desembarazado de todo lo artificial que su instrucción, su educación y la experiencia de la vida han depositado en él. He allí el sentido de las palabras de Jesús: os digo en verdad, si no os convertís y si no os volvéis como los niños pequeños, no entraréis en el reino de los Cielos200 .
Este ejercicio de constatación interior es el instrumento que permite al buscador valeroso y perseverante volver a ser un niño y entrar con paso firme en el Camino de la Salvación.
Bajo su forma activa la constatación interior es la elección del objeto de nuestra vida interior sobre el cual enfocamos nuestra atención; en su forma tipo es el examen de conciencia, tal como debe ser practicado.

200. Mateo XVIII. 3.

Aquí el objetivo es el mismo que en la constatación exterior activa.
Uno u otro de estos ejercicios conducen a la concentración, sea el objeto interior o exterior, porque el Reino de Dios está a la vez en nosotros y fuera de nosotros (ver Fig. 27).


La constatación puede entonces tomar formas variadas según el objeto y actitud elegidas. Pero la doble atención es siempre obligatoria.
El ejercicio de presencia es un esfuerzo por velar; como ya lo hemos visto, ese es su aspecto principal. Hecho cada día bajo la forma de constatación pasiva, conduce hacia el conocimiento de sí. Pero por el hecho de que la presencia debe, tanto como sea posible, hacerse permanente, e insistimos sobre este punto a causa de su importancia: el buscador debe practicar la doble atención tanto como pueda en el curso de sus ocupaciones. Notará con el tiempo que ese esfuerzo de memoria, de presencia, no sólo no le impide realizar sus actividades sino, por el contrario, aporta una ayuda sustancial en su ejercicio.
Entre otras, la presencia toma dos formas que deben ser muy especialmente observadas: son ellas, por una parte, la no-confluencia y, por otro lado, la no-consideración.
En diversas ocasiones hemos comentado esas dos actitudes. Sin embargo es necesario volver sobre un aspecto particular de la consideración. La no-conside­ración interior debe ser cultivada de suerte que sea total. Pero es necesario no confundirla con la no-consideración exterior. Generalmente el hombre exterior, sobre todo cuando confluye, está lleno de consideración interior. Por el contrario, le falta consideración exterior. Es necesario cuidarse de esto. La consideración exterior debe acrecentarse lo más posible. Porque la vida exterior está caracterizada por la mecanicidad tanto sobre el plano psíquico como sobre el plano físico. Sabemos que no debemos poner el dedo entre los engranajes de una máquina en marcha; sería triturado y correríamos el riesgo, incluso de perder nuestra vida. Es lo mismo en el plano psíquico. Nuestra atención debe volverse vigilante y debemos evitar embestir las máquinas psíquicas que nos rodean.
Tales son, en sus grandes líneas, el sentido y la razón de ser del ejercicio de constatación y los objetivos que permite alcanzar. Ahora se puede compren­der por qué debe ser seguido a todo lo largo del Camino. Sirve, primero, como medio para alcanzarlo y  después como medio de control de los resultados adquiridos en cada una de sus etapas.

El sexto grupo de ejercicios concierne a la concentración que es un ejercicio psíquico activo. Consiste en eliminar la atención de todo lo que no es objeto de la concentración moral o física.

El séptimo grupo se refiere a la contemplación. Esta es alcanzada si se llega a mantener la concentración sobre el mismo objeto durante una duración deter­minada.

El último grupo se refiere al éxtasis. La concentración, seguida de una contemplación prolongada, conduce al hombre al éxtasis, que es un estado de la Conciencia. Mientras dura este estado, el hombre se encuentra fuera de sus cinco sentidos201.

Los últimos tres grupos de ejercicios, comenzando por la concentración, solo pueden ser útilmente abordados cuando han sido obtenidos resultados tangibles mediante la práctica prolongada de la constatación.
Por el momento, es necesario que nos apliquemos a lo que nos es accesible, y que es indispensable para alcanzar el nivel del hombre 4. Es sólo entonces, como nos hemos esforzado por demostrar, que el Camino de la evolución esotérica se abre delante del buscador.

201. Juan XI, 33; XIII, 21.

Extracto del capitulo XX Gnosis Tomo I

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